25 de abril de 2014

Vida de Chris - Capítulo 1: Un pañal para dormir

 ¡Hola!
 Me llamo Chris y tengo 13 años. Estoy en la oscuridad de la noche abrazado a mi peluche, a punto de dormirme. Voy a contaros la historia de cómo acabé en esta situación y volviendo a llevar pañales.
Yo dejé de llevar pañales cuando tenía 2 o 3 años pero hace ya algún tiempo me pasó esto:
Una mañana me desperté y vi  que había mojado la cama. Cuando mi madre vino a llamarme para ir al instituto y lo vio, me puse muy nervioso por lo que había pasado pero ella me tranquilizó y me dijo que no importaba, que de vez en cuando a los niños se les escapaba el pipí por la noche.
 A la mañana siguiente me desperté seco y ya me puse más contento. Durante esa semana no volví a mojar la cama pero el martes de semana siguiente me lo volví a hacer. Cuando llegó mi madre me puse a llorar.
 -¡Me he hecho pipí otra vez!
 -Tranquilo –me dijo ella-. Ya verás como no vuelve a pasar. Te habrá entrado frío. Esta noche te pondré una sábana más y listo.
Esa noche dormí más tapado y no mojé la cama pero a la siguiente, cuando me estaba despertando, noté las sábanas húmedas y se lo achaqué al sudor, pero al levantarme, me di cuenta de que me había hecho pipí otra vez.
Esta vez si que me puse a llorar con más ganas, y cuando llegó mi madre me dijo que me calmara, que me tranquilizase.
Estuve mojando la cama varios días durante las siguientes semanas. A lo mejor me hacía pipí 2 días seguidos, luego estaba tres o cuatro sin hacérmelo, luego me hacía algún día suelto. Yo me avergonzaba mucho cada vez que mojaba la cama, pues no era nada normal que un niño de mi edad lo hiciera. Mis amigos se reirían de mí si lo supieran. Una semana mojé la cama todos los días. Mamá, ya un poco preocupada, me dijo que seguro que ya no volvería a pasar más.
Pero es que a la noche siguiente volvió a suceder.
-Bueno, no pasa nada -dijo ella cuando me despertó y me preguntó si me había hecho pipí otra vez-. Encontraremos una solución.
A la noche siguiente, antes de que yo fuera a acostarme, mi madre entró en la habitación.
 -Mira -dijo mostrándome lo que sin lugar a dudas eran unos pañales-, le he pedido a nuestra vecina Gerty dos pañales de su hijo Harry, él tiene 8 años pero su madre dice que estos te pueden valer a ti.
No me podía creer que mi madre le hubiera contado a la vecina que yo estaba mojando la cama, pero tampoco me podía creer que quisiera ponerme pañales de nuevo como si fuera un bebé.
-¡¿Le has contado a la vecina que mojo la cama?! -pregunté horrorizado.
-Sí, pero no pasa nada -contestó ella-. No se lo va a decir ni a Harry. Ahora túmbate en la cama y quítate los pantalones que te ponga el pañal.
-¡Pero yo no quiero ponerme un pañal! -protesté- ¡No soy un bebé!
-Ya lo sé, pero te haces pipí en la cama y un pañal evitará que mojes las sábanas y que yo tenga que lavarlas todos los días.
-Pero, mamá. No puedes estar hablando en serio. ¿Cómo vas a ponerme un pañal? Eso es para bebés y yo tengo 13 años.
-Chris, ya sé que tienes 13 años, ya sé que no quieres que te ponga pañales, ya sé que son para bebés, créeme, lo sé. Pero si te haces pipí encima yo te tengo que poner pañales. Te guste o no te guste.
 -¡Pero yo no quiero llevar pañales! -dije ya llorando- ¡No quiero! ¡No quiero! -me agarraba mi entrepierna, como si el pañal viniera hacia mí y con ese escudo hecho por mis manos lo repeliera.
-Chris -dijo mi madre ya muy seria-, ven aquí que te ponga el pañal de una vez.
Obedecí.
Me tumbé en la cama boca arriba y mi madre me quitó los pantalones, ella entonces pasó el pañal por detrás de mí y luego por delante entre la entrepierna hasta que se me quedó por debajo del ombligo y luego me lo sujetó con las dos cintas.
Me puse de pie y noté como me apretaba el pañal y como hacía ruido con cada movimiento mío. Me lo palpé con las manos y me di cuenta de que no era muy abultado; lógico, ya que estaba hecho para alguien más pequeño que yo. Me sentía súper raro con el pañal puesto.
Mi madre salió de la habitación y yo me metí en la cama. Me tapé con las sábanas y pude notar el pañal debajo de mi pantalón del pijama. Tardé mucho en dormirme, porque el pañal hacía ruido con cada movimiento mío. Lo notaba apretado a mi cintura. Encogí las piernas, que es como me gusta dormir, y cerré los ojos hasta el día siguiente.
Al despertarme, noté que el pañal pesaba más que por la noche. Cuando entró mi madre me preguntó como me había levantado.
-Me parece que me he hecho pipí –contesté.
-A ver, veamos -dijo ella mientras me tumbaba y me desabrochaba las cintas del pañal.
 Yo me sentía muy mal. Tenía 13 años y mi madre estaba comprobando que no hubiera mojado un pañal por la noche como si tuviera 2. Yo intentaba mirar hacia otro lado mientras ella seguía con el proceso.
-Vaya -continuó-. Sí, parece que nos hemos hecho pipí. ¿Pero has visto que con el pañal has estado seco y has dormido mejor? Aunque eso sí, al estar hecho para alguien más pequeño que tú, se te ha salido un poco de pipí. Esta noche te pondré el otro pañal de Harry y si vuelves a mojarte, te compro unos más grandes para ti.
A la noche siguiente, repitió la misma operación a la hora de ponerme el pañal. Cuando me abrochó las cintas se dio cuenta de que yo estaba llorando un poco y me tomó en brazos.
-Tranquilo, no llores. ¿Ves? –y me dio unos golpecitos en la parte de atrás del pañal-. Con este pañal vas a pasar la noche seco y cómodo.
-¡¡¡Pero yo no quiero llevar pañal!!! -lloré- ¡¡No soy un bebé!!
-Ale, ale, a la cama -dijo. Me dejó en la cama y me tapó con las sábanas-. Ahora a dormir que si te haces pipí otra vez mañana te compraré pañales que te estarán bien.
Yo me empecé a sentir mal, porque si me volvía a mojar por la noche me comprarían pañales y a saber hasta cuando tendría que llevarlos. Pero por otro lado, era verdad que el pañal me había mantenido seco y, aunque se me hubiera salido un poco de pipí, había podido dormir a gusto toda la noche, como hacía tiempo que no pasaba. Pero un niño de 13 años no puede llevar pañales todavía, no es normal, ¿qué diría la gente si me viera?  En realidad, no quería llevar pañales, pero sabía que eran la mejor solución para mi problemilla nocturno.
Al día siguiente, el último día antes de las vacaciones, amanecí mojado. Mi madre, mientras me quitaba el pañal me dijo que esa tarde iría a comprarme unos más grandes para mí, que se me había vuelto a salir un poco de pipí.
Esa noche me senté en la cama a esperar a que mi madre viniera y me pusiera el pañal. Cuando entró en la habitación abrió la bolsa y sacó un pañal.
A simple vista ya parecía más grande y más abultado que los de Harry y tenía dibujitos en la cintura de osos y globitos. Mi madre me dijo que me tumbara y me bajara el pantalón. Ella, a continuación, me levantó las piernas con una mano y me pasó el pañal por debajo, luego me lo pasó tapándome la entrepierna hasta que también me hubo cubierto el ombligo y me lo agarró con las dos cintas.
Al levantarme de la cama me di cuenta de que el pañal me abultaba mucho, era enorme, tanto que no podía ni cerrar las piernas, lo que me daba unos aires muy patosos al andar. Me miré el pañal por delante y por detrás en el espejo y me lo palpé con las 2 manos.
Mi madre, que había estado mirándome todo el rato, me dio el pijama para que me lo pusiera.
Yo volví andando vestido solo con el abultado pañal a donde estaba ella y me puse la parte de arriba del pijama. Al ir a ponerme el pantalón me di cuenta que de lo que abultaba el pañal, el pantalón me apretaba bastante y tiraba hacía arriba. Mi madre se percató y dijo tirándome un poco del pantalón:
-Vamos a tener que comprarte otro tipo de pijamas porque con éstos que llevas vas a estar muy incómodo para dormir.
Al final, me tuve que quitar la parte de abajo del pijama y dormir sólo con la camiseta con lo que el pañal se quedó al aire.

Ya dentro de la cama, solo y a oscuras en la habitación, me di cuenta de que mi vida en los últimos 2 días había tomado un camino diferente, me daba a mí que a partir de ahora dormiría con pañales durante mucho tiempo, pues no parecía que fuera a dejar de mojar la cama. Era humillante para mí verme en esa situación. Me imaginaba a alguno de mis amigos llevando pañales para dormir y la idea se me antojaba rocambolesca, igual que se les antojaría a ellos si me imaginaran a mí con pañales, Sin embargo, aquí estaba yo, durmiendo con un pañal seguramente durante mucho tiempo. Con el pensamiento y la aceptación de esta nueva etapa de mi vida, encogí lo poco que pude las piernas, me abracé a la almohada y me dormí.

3 comentarios:

  1. Es gracioso cuando después de 6 años, miras atrás y ves como todo empezó, un chico de 13 asustado y emocionado, que buscando su lugar en el mundo se encontró con una historia que recién empezaba, y ahora 6 años después, maduras y ves diferente el mundo, y te das cuenta de lo que as vivido y aún te sigue gustando lo mismo. Brindo por eso Tony ánimo, siempre vienen mejores tiempos y gracias por tus historias :3

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    1. GRACIAS A TI POR LEERLAS!
      Durante la depresión me volví a leer Vida de Chris. Siempre será la historia a la que más cariño le tengo porque fue la que lo empezó todo. Gracias Chris os conocí a muchos. Me ayudó mucho escribirla. Fue en mi primer año en la universidad y estaba muy perdido en el mundo, pero fue a raíz de ella que quise dedicarme a intentar ser escritor. Espero que también a ti te haya ayudado, y aunque ahora le veo cositas a la historia que me pueden chirriar, saber que siempre será mi primera historia y todo lo que significó, y sobre todo que os llegó a vosotros, hace que le tenga a Chris un cariño inmenso.
      Una vez más, gracias por leerme <3

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