Charlotte
Charlotte estaba
ensimismada contemplando a Jackie. Su hermana ya le había hablado mucho de él y
ella le había preguntado mucho por él. Pero una cosa era oír lo que le contaban
y otra verlo con sus propios ojos.
Jackie parecía
incapaz de valerse por sí mismo. Al llegar al piso, ella había tenido que
ayudarle a quitarse el traje que llevaba, y luego él le pidió que le tumbase
sobre la cama para ponerle el pijama, porque no sabía cómo hacerlo. Después, Jackie
buscó en su maleta el chupete y el alce de peluche y los tomó consigo. Se puso
el chupete en la boca rápidamente y abrazó a su peluche, muy parecido a como
ella abrazaba a Mordisquitos. Se habían quedado un rato en silencio sin saber
muy bien qué hacer, hasta que ella le sugirió para romper el hielo de ir a ver
la televisión. Y allí permanecieron en un silencio roto únicamente por el ruido
de la televisión y el chupeteo de Jackie.
Charlotte lo
miraba de soslayo de vez en cuando con cierta admiración y envidia. Jackie era
un bebé. Tenía que llevar pañales, usar chupete y tomar teta. Y todo el mundo
lo veía como algo normal. A nadie le extrañaba que un niño de 12 años todavía
se comportase como si fuera un bebé. Él podía ir por ahí llevando su pañal
mientras ella tenía que esconderse para chuparse el dedo. Era injusto ver como
nadie le repudiaba por ser un bebé y ella tenía que escondérselo a sus padres.
Sin embrago, lo
suyo era diferente. Ella a ojos de la gente, llevaba pañales para dormir porque
mojaba la cama. Nadie sabía que en realidad le gustaba jugar a que era una
bebita y su hermana o su mami le cambiaba el pañal.
Por eso sentía
fascinación por Jackie y siempre le preguntaba a su hermana por él. Y ahora lo
tenía delante suya; llevando un pañal mientras su hermana le daba palitos en la
espalda para que expulsase los gases.
-Es un bebé –le
dijo sin mover los labios.
Cuando ya hubo
eructado un par de veces, Cindy volvió a sentar a Jackie en la silla. Jackie se
puso inmediatamente el chupete en la boca.
Charlotte lo
contempló sin darse cuenta que el pescado que tenía en el plato se le estaba
quedando frío.
-¡Charlotte! –dijo
de pronto su hermana mientras daba una palmada al lado suya-. Cómete el
pescado, vamos –le dio un beso en la frente muy suave.
Charlotte acachó
la cabeza y siguió comiendo.
-A ver, Jackie
–dijo su hermana al nuevo huésped de la casa-, ven aquí que te de las natillas
–y lo sentó encima suya.
Charlotte sintió
un poco de envidia. Ella también quería que su hermana le diera las natillas y
la sentase sobre su regazo. Quería llevar pañal siempre y chuparse el dedo
delante de todo el mundo. Quería que su madre le diese teta… Al acordarse de
esto último, sintió un pinchazo en el corazón y se le empezaron a humedecer los
ojos. Vio el pescado que tenía sobre el plato borroso, hipó y una lágrima le
empezó a recorrer la mejilla. Y después de eso, dos torrentes de lágrimas le
empezaron a caer de los ojos y lloraba desconsoladamente. Cindy dejó a Jackie
rápidamente sobre la silla y corrió a abrazarla. Le sujetó la cabeza y la pegó
contra su pecho mientras le acariciaba el pelo y lloraba con ella. Charlotte
pensó que su hermana no le diría nada, y si lo hacía, a ella no le importaba,
pero lo necesitaba. Así que empezó a chuparse el dedo.
Enseguida sintió
otros brazos que la rodeaban. Jackie se había levantado de su sitio y las había
abrazado a las dos, mientras lloraba en silencio con su chupete puesto. Los
tres habían perdido a sus madres. Eran tres personas unidas por el dolor.
Lloraron en
silencio un rato más. La primera en recomponerse fue su hermana. Se separó de
ellos y los dejó abrazados mientras se secaba lo ojos.
-Bueno… Basta ya
de llorar, que vamos a inundar la casa y le vamos a hacer goteras a la vecina
de abajo –dijo-. Venga, vamos a recomponernos, chicos –dijo con dulzura.
Charlotte soltó el
brazo con el que abrazaba a Jackie y se sacó el pulgar de la otra mano de la
boca. Estaba un poco arrugado. Miró a su hermana, pero ella no le dijo nada.
Sólo le sonrió.
Cindy trajo su
silla al lado de la de Charlotte y sentó a Jackie encima. Abrió unas natillas y
empezó a dárselas despacio. Jackie abría la boca dócilmente y dejaba que su
hermana le diera de comer.
-Bueno, Charlotte
–dijo su hermana de forma divertida sin dejar de mirar a Jackie-, ¿qué te
parece nuestro invitado?
A Charlotte le
pilló por sorpresa. Era muy tímida con la gente que no conocía.
-Bien… -dijo casi
en un susurro.
-¿Habéis hablado
algo? –siguió Cindy.
-No… -contestó
Charlotte-. Bueno, le he ayudado a ponerse el pijama y nada más –dijo con la
esperanza de que se hablase sobre Jackie y del porqué de que llevase pañales
todavía, ya que no se atrevía a sacar el tema.
-¿Sí? –su hermana
se dirigió ahora a Jackie-. ¿Te ha ayudado Charlotte a ponerte el pijama?
Jackie asintió en
silencio mientras tragaba.
-Que bonica –dijo
Cindy mientras le daba un beso en la mejilla.
En ese momento,
Jackie habló. Era la primera vez que lo hacía desde que Charlotte lo conocía,
ya que hasta ahora, sólo había hablado con gestos, pero lo que dijo era una de
las cosas que Charlotte más curiosidad tenía por oír. No por la frase en sí,
sino por lo que venía a continuación.
-Cindy, tengo
pipí.
-¿Te has hecho
pipí, Jackie? –le dijo su hermana. Obviamente era una pregunta retórica-. Pues
venga, termínate las natillas y te cambio el pañal.
Cindy también se
apresuró en terminarse su plato de pescado, en el que el aceite se había
solidificado formando una película alrededor del mismo. Jackie se terminó la
última cucharada de natillas y se movió inquieto encima de Cindy. Su hermana
pareció entender lo que el bebé quería.
-Venga, te llevo ya
a cambiarte.
Cindy se levantó
con Jackie en peso y fue hasta su habitación. Charlotte esperó un momento y se
levantó con la intención de ver cómo le cambiaban el pañal a Jackie. Se dirigió
hasta la habitación de su hermana y abrió la puerta. Dentro, estaba sobre la
cama Jackie, con el pijama mono abierto, acostado bocarriba y su hermana le
sostenía las piernas en alto mientras le limpiaba. El pañal que le había
quitado estaba hecho una bola en la esquina del cuarto.
-¿Qué pasa,
Charlitikity? –le dijo su hermana mientras seguía cambiando de pañal a Jackie.
Charlotte se quedó
congelada. No había previsto una respuesta para cuando su hermana le preguntase
qué había ido a hacer a la habitación.
-Esto… Eh… No
encuentro los yogures de coco –sabía perfectamente que su hermana no compraba
nunca yogures de coco, por lo que fue una buena improvisación.
-Llevo meses sin
comprar yogures de coco, Charlotte –contestó mientras le pasaba un pañal limpio
por debajo del culete a Jackie. Él no dio muestras de percatarse de la
presencia de Charlotte, simplemente siguió dócil mientras su hermana le
cambiaba el pañal-. Coge uno de los de limón, son tus favoritos.
-Vale… -Charlotte
cerró la puerta y volvió hasta la cocina.
Acababa de ver
cómo le cambiaban el pañal a un niño mayor que ella. Se puso un poco celosa. A
ella siempre le ponían o le quitaban el pañal, no se lo cambiaban como a los
bebés. Esperó a que su hermana volviese con Jackie en brazos, pero en lugar de
eso, ambos se dirigieron a su habitación. Se oyeron ruidos dentro mientras Charlotte
intentaba averiguar a qué pertenecían. Se tomó el yogur y se quedó sentada en
la mesa sin saber qué hacer. Hasta que tomó una decisión. La habitación era
suya así que podía entrar cuando quisiera.
Cruzó el pequeño
pasillo y abrió la puerta. Dentro se encontró con una cuna plegable al lado de
su cama, por lo que no había sitio para llegar hasta la pared de enfrente.
Jackie estaba sobre su cama agitando sus brazos y sus piernas mientras su
hermana terminaba de prepararle su cuna.
-Ah, hola
Charlotte. ¿Has terminado ya de cenar?
-Sí. ¿Qué haces?
–le preguntó ella.
-Jackie va a
dormir contigo. Quiero reunir en la misma habitación a los dos que llevan
pañales de esta casa –dijo sonriendo-. Le estoy preparando su cuna.
Charlotte no dijo
nada. Ni siquiera sabía si le había hablado alguna vez de ella a Jackie. Quizá
Jackie se acabase de enterar de que ella también llevaba pañales, pero en
cualquier caso, no parecía que el bebé que estaba acostado sobre su cama fuera
a decir algo al respecto.
-Cindy, quiero
bibe –dijo Jackie.
-Enseguida te lo
preparo, cielo. Voy a terminar de ponerte las mantitas en tu cuna.
-¿Mañana iremos a
ver a mami? –preguntó. Su voz salía algo amortiguada por su chupete.
-Sí, mañana iremos
a ver a mami –respondió su hermana-. Charlotte –se dirigió ahora a ella-, ve
poniéndote el pijama mientras yo le preparo el biberón a Jackie. Cuando vuelva,
te pongo el pañal mientras él se lo toma.
Charlotte
obedeció. No le importó desnudarse delante de Jackie, pues era un bebé y en ese
momento sólo le prestaba atención a su alce de peluche. Su hermana volvió
enseguida con un biberón de leche caliente en una mano. Se lo dio a Jackie, que
inmediatamente lo aferró con sus manitas y comenzó a tomárselo. Cindy lo
levantó en peso y lo dejó suavemente sobre la cuna. Después le llevó su peluche y lo dejó a su lado.
-Venga, Charlotte.
Ven que te ponga el pañal.
Charlotte se subió
rápidamente sobre la cama y se acostó bocarriba. Su hermana sacó su pañal del
armario y empezó a ponérselo. Le bajó el pantaloncito del pijama y le levantó
las piernas con una mano mientras que con la otra le pasaba el pañal por
debajo. Charlotte miraba de reojo a Jackie por si éste la miraba mientras le
ponían el pañal, pero estaba concentrado en tomarse su bibe y no apartaba la
vista del techo.
Cuando su hermana
terminó de ponerle su pañal, le dio un golpecito cariñoso en el culito.
Charlotte se rió y se metió debajo de las sábanas. Regresó a la superficie con
Mordisquitos y lo puso junto a ella en la almohada. Su hermana estaba al lado
de la cuna de Jackie y le sujetaba el biberón con la mano mientras él estiraba
sus bracitos. Terminó de tomárselo y bostezó. Se le escapó un eructo y rió, muy
parecido a como ella se había reído cuando le habían puesto el pañal, con un
risita de bebé travieso. Su hermana le pellizcó la barriguita y Jackie se llevó
las manos a la parte delantera del pañal mientras sonreía detrás de su chupete.
Charlotte se dio
cuenta en ese momento de lo bebé que podía llegar a ser Jackie. Mucho más que
ella.
Cindy le dio un
beso en la frente, se dirigió hasta su cama y le dio un beso en la mejilla a
Charlotte, luego recogió el biberón de Jackie y se dirigió hasta la puerta de
la habitación.
-Que durmáis bien,
mis bebés –dijo antes de salir. Apagó la luz y cerró la puerta.
Los pasos de su
hermana se escuchaban alejarse en el pasillo. Dentro de la habitación sólo se
oía el chupete de Jackie moviéndose en su boquita mientras intentaba conciliar
el sueño. Aprovechando que su hermana había ido ya a su habitación, Charlotte
pensó que era ahora o nunca.
Encendió la luz
con el interruptor que estaba junto a su cama.
Se incorporó en la
cama y miró a la cuna de Jackie. Éste la miraba acostado todavía bocarriba,
moviendo su chupete. Se quedaron un rato mirándose, hasta que Jackie rompió el
hielo.
-¿Qué pasa?
–preguntó con voz tímida.
-¿Por qué llevas
pañales? –fue la primera cosa que se le vino a Charlotte a la cabeza, que se
había quedado en blanco.
-Porque me hago
pipí y caca encima –contestó Jackie, que no había entendido muy bien a qué
venía esa pregunta.
-¿Y los has
llevado siempre? –volvió a preguntar Charlotte. En realidad sabía la respuesta
a esas preguntas porque se lo había dicho su hermana, pero quería escucharlo de
la boca de Jackie para corroborar que todo era verdad, aunque no había dudado
de su hermana ni por un momento.
-Siempre –contestó
Jackie-. No recuerdo un solo día de mi vida en el que no haya estado con
pañales.
-¿Y por qué los
llevas?
-Ya he contestado
a esa pregunta –dijo en voz un poco alta.
-Baja la voz o mi
hermana vendrá –le dijo flojito Charlotte-. Me refiero a por qué te gusta
llevar pañales, si es que te gusta.
-No es que me
guste o me deje de gustar –dijo en voz bajita-. Es que me hago pipí y caca
encima y me tienen que poner un pañal. Lo veo normal. Como una persona cuando
se pone calzoncillos o braguitas. Pues yo me pongo pañales.
-¿Y tomar teta?
¿Eso te gusta? –Charlotte se había sentado con las piernas cruzadas en la cama
y miraba de frente a la cuna de Jackie.
-¿Cómo sabes que
tomo teta? –Jackie se sentó también sobre sus mantitas y miró a Charlotte.
-Baja la voz –le
volvió a decir-. Me lo ha contado mi hermana. Pero tranquilo, tu secreto está a
salvo conmigo. Bueno, con nosotras. Puedes confiar en mi hermana, es la mejor
persona que he conocido… Junto con mi madre… -se puso muy triste al acordarse
de su madre.
-Pobrecita…
-Jackie se percató de su tristeza-. ¿La querías mucho?
-¿Acaso no quieres
tú a la tuya? –dijo mientras se le escapaban las lágrimas.
-Tienes razón
–Jackie parecía molesto consigo mismo-. ¿Qué clase de pregunta te he hecho? Por
favor, perdóname.
-No importa
–Charlotte se secó las lágrimas con el puñito cerrado y se frotó los ojos.
-Escucha –empezó
Jackie-. No hablemos de tu mami, ¿vale? Ni de la mía. Hablemos de ti… O de mí,
¿qué más quieres saber?
Charlotte se quedó
pensativa, con lo que los recuerdos de su madre desaparecieron de su cabeza.
-Umm… -dijo
mientras se le venía otra pregunta a la mente. Y se acordó de que Jackie no le
había respondido a si le gustaba tomar teta-. ¿Te gusta tomar teta?
-Sí –respondió
Jackie-. Me encanta acurrucarme junto a mami y tomar su teta… Pero… ¡Eh! Hemos
dicho que no íbamos a hablar más de nuestras mamis. Pregúntame otra cosa, va.
-Tienes razón
–Charlotte cogió a Mordisquitos y lo puso sobre sus piernas mientras pensaba.
-¿Tiene nombre?
–le preguntó Jackie.
-¿Perdón?
-Tú peluche –dijo
Jackie señalando a Mordisquitos-. Que si tiene nombre.
-Ah –exclamó
Charlotte-. Sí, tiene nombre. Se llama Mordisquitos –dijo mientras lo levantaba
para enseñárselo mejor a Jackie-. ¿Y el tuyo?
-También –contestó
Jackie-. Se llama Ronnie.
-Que chuli. ¿Y
desde cuándo lo tienes?
-Desde que he
llevado pañales y tomado teta –dijo Jackie sonriendo.
-¿Desde siempre?
–preguntó Cindy sonriendo también.
-¡Sí!
Y los dos rieron.
-¡A ver, los bebés
parlanchines! –oyeron la voz de su hermana desde su habitación-. U os dormís, o
uno se viene aquí conmigo.
Los dos rieron
ahora por lo bajini. Charlotte mordiéndose el dedo, y Jackie su chupete.
-Jo, ¿sabes que te
tengo mucha envidia? –le confesó Charlotte.
-¿Sí? –se
sorprendió Jackie-. ¿Por qué?
-Pues porque a mí
también me gusta ser un bebé… -Charlotte bajó la cabeza-. Y me gustaría que me
cambiasen el pañal como a ti, y me dieran bibe, y me acostaran en una cunita y…
Y bueno, todas esas cosas…
-¿Y por qué no se
lo dices a Cindy? –le preguntó Jackie.
-Porque no sé cómo
reaccionaría –le dijo-. A lo mejor le digo que quiero ser un bebé, se enfada y
empieza a enseñarme a dormir sin pañal… Y a mí me encanta llevar pañal para
dormir… Pero… Pero ojalá pudiera llevarlo todo el día…
Jackie se levantó
y se apoyó en los barrotes de su cuna para acariciarla.
-No te pongas
triste, Charlotte –le dijo mientras estiraba el brazo para pasarle la mano por
el pelo-. A Cindy le encanta cambiarme el pañal y darme bibe. Estoy seguro que
si le dices que te lo haga a ti, se pondrá igual de contenta, o más incluso. Al
fin y al cabo, tú eres su hermana.
-Ya… Es posible…
Pero es que te veo a ti y a los demás a los que vuestras mamis os cambian el
pañal y… Y me pongo muy triste porque yo también quiero ser una bebita siempre.
-¿Los demás?
–Jackie parecía extrañado-. ¿Hay más como yo?
Charlotte se quedó
sorprendida, y se le esfumó la tristeza.
-¿No lo sabes?
-¿Si no sé qué?
-Todos los que hay
como nosotros –le contestó Charlotte.
-No –respondió
Jackie, y se quitó el chupete de la boca-. ¿Hay más como nosotros?
-¿No conoces el
mundo AB/DL?
-No. ¿Qué es eso?
Charlotte estaba
estupefacta. ¿Cómo era posible que Jackie Largue, que se había convertido en el
Adult Baby más famoso del mundo no supiera a qué grupo pertenecía?
-¿Nunca has
entrado en Internet? –le preguntó Charlotte.
-Nunca he tenido
ordenador –respondió Jackie.
Charlotte no podía
creer lo que oía. Jackie vivía en la total ignorancia. No había contado con
tener que explicarle a Jackie lo que era. Estaba segura de que lo sabría.
-AB/DL son las
siglas de Adult Baby y Diaper Lover –empezó-. Adult Baby significa que te gusta
ser un bebé. Diaper Lover que te gusta sólo llevar pañal. En nuestro caso, como
todavía no tenemos 18 años, no somos Adult Baby, sino Teen Baby. Pero vamos,
viene a ser lo mismo.
-¿Entonces yo soy
un Adult Baby? Es decir… ¿Un Teen Baby?
-Umm –pensó
Charlotte-. Tampoco lo eres exactamente. Un Adult Baby es un hombre que quiere
ser bebé. En tu caso no tienes elección. Pero también te gusta ser un bebé así
que es complicado. No hay una palabra exacta para definirnos tampoco. Nos gusta
ser bebés, pero además tenemos que llevar pañales, y en tu caso, tomar teta. Yo
creo que nos podemos definir simplemente como bebés.
-Aaah… -Jackie
estaba asombrado. Quizá era demasiada información para asimilarla de golpe-.
Entonces, ¿dices que hay más como nosotros?
-Oh, claro
–respondió Charlotte-. Muchísima gente. Y yo conozco a varios.
-¿Sí? –Jackie
parecía realmente emocionado-. ¿Y me los podrías presentar?
Charlotte se
hundió un poco.
-No… Lo siento… Es
que sólo los conozco de Internet –se apresuró a añadir al ver la cara de
Jackie.
-Oh, vaya…
-Pero sí quieres,
te los puedo enseñar –dijo, pues lo veía muy triste.
-¡Sí!
-Baja la voz –le
dijo de nuevo.
-Perdón –dijo
Jackie en un susurro-. Sí –repitió en un susurro casi inaudible.
Charlotte gateo
por la cama hasta su pequeño escritorio. La habitación era tan pequeña que ni
siquiera tuvo que bajarse de la cama para coger su ordenador portátil de la
mesa, pues llegaba estirando la mano. Volvió hasta donde estaba Jackie y lo
ayudó a pasarse a su cama. Jackie se agarró a la barandilla de su cuna plegable
y Charlotte tiró de sus manos para que cayera sobre su cama. Al hacerlo, el
colchón hizo más ruido del que le hubiera gustado a los dos, y se quedaron un
rato en silencio por si escuchaban la voz de su hermana, pero ésta parecía que
se había quedado dormida ya.
Charlotte encendió su ordenador y entró en
Internet. Jackie nunca había entrado en Internet, así que todo era nuevo para
él. Miraba asombrado la pantalla mientras Charlotte entraba en su correo
electrónico.
-Mira –le dijo a
Jackie mientras clicaba en la foto de uno de sus contactos-. Este es Robin. Tiene
13 años. Vive en Chicago. Lleva pañales para dormir porque se hace pipí en la
cama, pero también se los pone cuando tiene que hacer caca. Le gusta ser un
bebé, así que cuando llega a su casa después del cole, le pide a su mami que le
ponga un pañal. A su madre no le importa que Robin sea un bebé. Le deja estar
con chupeta por la casa y también le da biberón. Duerme en una cama, pero está
intentando convencer a su mami para que le compre una cuna. Vive también con su
hermana mayor, que también le cambia el pañal y le da el bibe.
Jackie miraba la
foto de Robin, con ojos como platos. Aparecía tumbado sobre la cama llevando
sólo un pañal y abrazado a su Coyote de peluche. Robin le había dicho en una de
sus conversaciones que esa foto también la tenía su hermana en su habitación,
pues tanto a ella como a su madre le gustaba la faceta de bebé de Robin.
Charlotte se
volvió a poner triste. Envidiaba a Robin por la vida que llevaba y envidiaba
también a Jackie. Ser una bebita era su sueño…
-También está Ady
–dijo mientras entraba en el perfil de su otra amiga y clicaba la foto. Sólo
iba a enseñarle a Jackie las fotos de perfil de sus amigos, ya que tenían las
demás bloqueadas para que sólo pudieran verlas sus contactos, y Jackie ni
siquiera tenía Internet-. Ella vive en Barcelona y también ha sido una bebé
desde que nació. Duerme en una cuna, toma biberón y su mami la saca a pasear en
un carricoche. Le gusta mucho el Heavy Metal, los cómics de superhéroes y Harry
Potter.
Se puso más triste
al ver la foto de Ady en su cuna mirando a la cámara mientras sonreía de forma
traviesa, y decidió enseñarle a Jackie otra cosa del mundo AB/DL porque si
seguía viendo fotos de sus amigos, se pondría más triste.
Estuvieron un rato
más navegando por Internet; Charlotte le mostró toda la repercusión que había
tenido su doble accidente a la entrada y a la salida del Wallace Place, que lo
había convertido en una persona muy famosa dentro del mundo AB/DL. Le enseñó
todos los comentarios de apoyo que había hacia él en Internet, ya que Charlotte
estaba segura que sólo había oído los odiosos comentarios de la prensa amarilla.
Le enseñó también la web de Andytalecorner, dónde había historias de pañales
muy chulas; y un vídeo de You Tube de una chica de 18 años que todavía usaba
chupete.
Cuando terminó le
dijo que todavía quedaban muchas cosas AB/DL por enseñarle, pero que era muy
tarde y ya no tenían tiempo. Aunque quería saber su opinión sobre todo lo que
acababa de ver, así que se lo preguntó.
-¿Mi opinión?
-Jackie parecía que quería decir muchas cosas pero no encontraba las palabras-.
A ver… todo esto es nuevo para mí. Esos cometarios de apoyo, todas esas
personas que también llevan pañales… En fin…
-¿Qué te ha
parecido? –le preguntó sonriendo, pues creía saber ya su respuesta-. Con una
palabra, defínelo.
-Maravilloso
–contestó-. Saber que no estás sólo en el mundo es maravilloso.
Charlotte sonrió,
pero Jackie se quedó mirando la última foto que había en la pantalla.
-¿Por qué ese
chico lleva un pañal de bebé? Está claro que no le vale.
-¿Qué? –Charlotte
estaba distraída, disfrutando de que Jackie por fin supiera lo que era, pero
volvió a la realidad y miró a la pantalla del ordenador-. ¿Eso? Ah, no es nada.
Sólo que mucha gente no tiene tanta suerte como nosotros y le cuesta encontrar pañales
y cositas de bebé de su talla. Tú eres millonario así que Dodot los hace
especiales para ti, y yo soy pequeñita y me valen los de bebé; pero otra gente
no tiene tanta suerte.
Jackie se quedó
pensativo, moviendo su chupete de un extremo a otro de su boca. Charlotte miró
la hora en el reloj de su mesilla de noche y se dio cuenta de lo tarde que era.
-Bueno, será mejor
que nos acostemos ya o mañana no podremos ni levantarnos –dijo.
Apagó su ordenador
y ayudó a Jackie a volver a su cuna; le empujó por el pañal mientras él se
agarraba a la barandilla y Jackie cayó sobre sus mantitas. Le pasó a Ronnie,
que lo cogió entre sus brazos y se metió entre las sábanas con él.
-Buenas noches,
Charlotte –le dijo antes de acurrucarse junto a Ronnie y prepararse para
quedarse dormido.
-Buenas noches, Jackie -le contestó mientras le volvía a dar al interruptor de la luz.
Hola Tony, escelente capitulo, me agrado mucho que haya esa conversacion entre Charlotte y Jackie, realmente muy interesante, sube el siguiente capi cuanto antes, que estoy prendido a la historia
ResponderEliminarHola, Migue! A mí me agrada mucho leerte siempre :) Un saludo! Ya puedes leer el siguiente :)
EliminarMe encantó, ya quiero leer mas
ResponderEliminarA mí me encanta que te encante haha
EliminarYa lo tienes!
Que lo disfrutes :)
Hola!Te puedes pasar por mi pagina de historias abdl esque estoy empezando y necesito alguna manera de empezar voy a empezar leyendo esta serie haber si me gusta :3
ResponderEliminarHolap , pasame tu pagina porfa , me encantan estas historias , tengo 2 años
Eliminardigo 12 jajaja
EliminarHola! Voy a echarle un vistazo a ver :)
Eliminaresta genial Tony , espero que saques las 18 pronto,saludos ^-^
ResponderEliminarMe alegra un montón que te guste, de verdad! Ya está subido el 18 :)
EliminarSaludos!!