27 de julio de 2017

Lucía quiere biberón - Epílogo

Y con este epílogo le ponemos punto y final a Lucía quiere biberón, y me gustaría aprovechar para dedicaros unas palabras:
Lucía quiere biberón ha sido una historia mucho más larga de lo que en un principio iba a ser. Me la planteé así porque este año iba a tener muy poco tiempo para escribir y no quería que se hiciese muy larga la espera, sin embargo, conforme escribía, sentía que esos personajes merecían una historia mucho más extensa y detallada, de ahí que cada vez los capítulos hayan sido más largos. Lo que empezó como una historia corta se ha convertido para mí en un viaje maravilloso donde he podido compartir coche, habitación y hasta cama con personajes que ya forman parte de mi imaginario individual, y espero que del vuestro también.
Este año ha sido un viaje maravilloso y vosotras y vosotros también habéis sido unos compañeros estupendos. Quiero daros las gracias a todos y a cada uno de vosotros por formar parte de él.
Se os quiere!!
Con una sonrisa detrás de mi chupete,
Tony P.




Lucía quiere biberón
Epílogo


Sara estaba acostada en uno de los sofás de su salón. Tenía el gran ventanal que daba al jardín abierto de par en par, y el olor de los naranjos, limoneros y pinos llenaba el ambiente de esa calurosa noche de verano. En la televisión seguían con la noticia que ocupaba la mayoría de los titulares los últimos días: el niño de 12 años que todavía llevaba pañales que dirigía una empresa en Los Ángeles.
Habían pasado ya 6 años desde que Lucía llegase aquella fría mañana de Noviembre a su pequeño piso. Ahora vivían en un chalet a las afueras de Barcelona. Había conseguido el papel en el casting que le pasó Isidoro y la serie de seguía aún en antena. Eso hizo que el talento de Sara fuese descubierto por otros productores y actualmente pudiese disfrutar de una cómoda vida gracias a sus trabajos como actriz.
Sin embargo, nunca había olvidado de dónde venía ni cuáles fueron sus comienzos, algo que hacía que conservase siempre los pies en la tierra, consciente de que la fama y el éxito en esta profesión se podían ir tan rápido como habían venido.
Seguía yendo a comprar al mismo supermercado de la familia ecuatoriana, iba a Joe’s a tomar cerveza y había llevado a Lucía al mismo instituto público que habían ido el resto de sus compañeros de colegio.
Lucía por su parte, seguía tomando biberón y llevando pañales para dormir. A Sara no le importaba y a Lucía menos aún. Muchas veces, cuando no tenía que salir de casa, se pasaba el día entero llevando pañal. Esto hacía que cuando se mojaba, fuese hasta donde se encontrase Sara y le dijese mientras se llevaba las manos al pañal Mami, tengo pipí. Entonces Sara la cogía de la mano y la lleva hasta su habitación, donde la tumbaba sobre la cama y le cambiaba el pañal.
Lucía había aprendido tanto a cambiarse el pañal ella sola como a prepararse y tomarse el biberón, debido a que muchas veces Sara se encontraba fuera de casa debido a su trabajo. Sin embargo, cuando podían compartir las dos algo de tiempo juntas, Sara siempre le cambiaba el pañal y le daba su bibe, como le había prometido 6 años atrás. Y Lucía seguía agitando sus extremidades, feliz cuando le ponían un pañal nuevo, y se acurrucaba junto a Sara mientras le daba el biberón.
Lucía le había confesado a Angie, que seguía siendo su mejor amiga, su pequeño secretito, y Angie, no había podido reaccionar de mejor manera. Sara las había encontrado a las dos muchas veces en su salón, acostadas en los sofás viendo películas, mientras Lucía se tomaba su biberón delante de ella. Otras veces se habían ido a dormir la dos a casa de Angie y Lucía se había llevado su pañal sin que le diese ninguna vergüenza.
A Sara le encantaba que Lucía por fin pudiese ser feliz. Seguían estando muy unidas y la imagen de Lucía llevando pañal y tomando biberón todavía hacía que a Sara se le encogiese el corazón.
Porque a pesar de dormir con pañal y tomar biberón, Lucía había crecido de una manera normal y sana como una niña de su edad. Era de las mejores estudiantes de su clase, había escrito varios relatos y ganado algunos premios y quería estudiar Filología Hispánica para lograr su sueño de convertirse en escritora.
Había aprendido el daño que le hacían las multinacionales al mundo, y se negaba a comer en el McDonald’s, y además era miembro de diversas organizaciones que protegían el medio ambiente, y Sara estaba encantada de poder financiar a algunas de ellas.
Miraba ahora hacia la izquierda del salón. Encima de la chimenea había una gran foto de Lucía y Sara en la que salían las dos de cintura para arriba sentadas en la cama de Lucía, dejando ver un poquito solamente de la parte de arriba de su pañal, que si no sabías que llevaba pañales, no parecía un  pañal, mientras sostenía a Peppy en brazos y le daba un beso en la mejilla a Sara.
Sonrió, recordando cuánto habían cambiado las cosas desde ese día. Pero debajo de esa foto había una más pequeña y reciente, apoyada sobre el alfeizar, que mostraba a Lucía tomándose un biberón en uno de los columpios del jardín y pensó que quizá las cosas no habían cambiado tanto.
Al fin y al cabo, Lucía seguía siendo su bebé.
Era curioso que pensase en todo esto precisamente hoy, cuando Laura volvía de Los ángeles para promocionar en la cuidad su última película, junto a Tom Hardy. Habían acordado que se pasaría por la nueva casa de Sara para que las dos pudiesen ponerse al día de sus respectivas vidas.
Era ya muy entrada la madrugada. Lucía estaba en su habitación viendo una película o leyendo un libro. Sara sabía que no se había acostado porque todavía no había bajado a que le diese su biberón.
En la tele, seguían con el reportaje sobre ese niño. Sara había oído algo acerca de él, pero nunca le habían interesado ni lo más mínimo las ‘’noticias’’ de la prensa amarilla. Afortunadamente, ella no era tan famosa como para que la siguiesen esos mal llamados periodistas, pero sí podía imaginar por todo lo que estaba pasando ese niño.
Cambió de canal, buscando algo interesante, pero a esa hora solo había teletienda y tarot.
En ese momento sonó el timbre.
Sara fue corriendo a abrir y en cuanto tuvo en frente a su mejor amiga, ambas dieron un grito y se abrazaron mientras saltaban de emoción.
-¿Qué tal estás, actriz consagrada a nivel nacional?
-Muy bien, actriz consagrada a nivel internacional.
-Oh, vamos, solo han sido cinco películas y una con Christian Bale –contestó Laura fingiendo prepotencia.
Sara rió. Se abrazaron de nuevo y rieron juntas.
Entraron en casa y Laura echó un vistazo a su alrededor.
-¡Esto es más grande que tu antigua casa, eh!
-Seguro que no es más grande que tu mansión de Los Ángeles.
-No es una mansión, lista. Es un pequeño ático.
-¿Un pequeño ático? ¿Qué demonios es un pequeño ático?
Las dos rieron.
-¿Pues sabes que todavía lo tengo? –le dijo Sara-. Mi antiguo piso digo –aclaró al ver la mirada de su amiga-. Me daba mucha pena deshacerme de él. Lucía y yo habíamos vivido muchos buenos momentos allí así que aún lo tengo alquilado.
-¿Qué tal está la niña? –le preguntó Laura mientras se sentaba en el sofá.
-Bueno, la niña ya tiene 16 años. Va a empezar el último año de instituto y quiere ser escritora. ¿Y Esteban?
-Esteban acaba de empezar ahora el instituto. Quiere ser diseñador gráfico de producción y no para de dibujar. La verdad es que lo hace bastante bien.
-¿Diseñador gráfico de producción? –Sara río-. Sí que sabe exactamente lo que quiere ser, sí.
-Sí, se enteró de que ese era el trabajo para diseñar personajes en las películas y no se lo puedo sacar de la cabeza. Ni quiero hacerlo, oye.
-Y haces bien.
-¿Y Lucía? ¿Sigue con el bibe y los pañales? Ya no, supongo.
-Pues… Te vas a reír.
La puso al corriente de la vida de Lucía y sí, efectivamente se rió.
-Pues si ella es feliz, ¿qué más da? –dijo al final-. Oye, vamos a dejar de hablar de los críos. ¿Tienes una cerveza?
-Claro.
-No te levantes, ya voy yo a la cocina.
-¿A la cocina? –Sara rió.
Se estiró hasta una pequeña mesa de al lado de su sofá que en realidad era una nevera camuflada, abrió la parte de arriba y sacó dos cervezas.
-Eso sí que es calidad –le dijo Laura-. ¿Chin chin? –levantó su cerveza
-Chin chin.
Las dos brindaron.
Siguieron hablando un buen rato sobre sus carreras y abrieron otras dos cervezas.
Sara echa mucho de menos a su amiga, pero el momento que estaban compartiendo las dos juntas, riendo, bebiendo y hablando como si nada, demostraba que para su amistad no habían pasado los años.
Sara recordó lo triste que se sintió cuando Laura se fue, la despedida en el aeropuerto llena de lágrimas y el vacío que le provocó su marcha.
Primero su madre, luego Laura… Parecía que las personas que significaban algo para Sara siempre la abandonaban. Pero Lucía no. Lucía fue, y sigue siendo, un constante apoyo para ella. En cierto modo, fue Lucía la que convirtió la casa de Sara en un hogar.
Estaba Laura contándole en ese momento lo dura que podía ser la vida de actriz en Hollywood cuando, de espaldas a ella, Sara vio a Lucía asomar por la puerta del salón. Iba sujetando a Peppy y llevaba puesto solo un pañal y un pequeño top.
Le hizo un gesto para que se escondiera y que no la viese Laura. Lucía puso cara de horror y subió corriendo para su cuarto.
Laura se percató de que Sara estaba haciendo gestos raros.
-¿Qué te pasa?
-Nada –respondió, sonriendo, y se levantó del sofá.
-¿A dónde vas? –preguntó extrañada.
Sara miró su fotografía con Lucía sobre la chimenea antes de contestarle.
-Lucía quiere biberón.



FIN

18 comentarios:

  1. Hola Tony, la historia ha quedado increible, espectacular, perdon por no haber comentado los capitulos anteriores, pero si los lei.
    Que pena que otra gran historia se termine, espero poder leer otra de tus historias pronto.
    Saludos!!

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    1. Hola Migue! Un placer volver a leerte! Muchas gracias por tu apoyo siempre :)

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  2. Me encanto la historia, que lastima que haya acabado

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  3. Me encato mucho tu historia Tony, Sigue así

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    1. Muchas gracias, Anonimo Maga :) Intentaré siempre dar lo mejor de mí en cada historia :)

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  4. me gusto tu historia
    esperare tu pro sima historia

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  5. Muy buena historia, muchas felicidades!!!

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  6. Mantengo mi opinión del anterior episodio, mejoraste mucho como escritor.
    MM

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  7. Wao! Sigo sorprendida por tu capacidad de atrapar al lector y llegar a esa pequeña fibra del alma. Me ha puesto sentimental de buena manera, es excelente. Escritores como tu se agradecen.

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    1. ^^ Al igual que lectoras como tú! Me encanta que hayas disfrutado tanto de la historia :)

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  8. Como siempre un gusto el poder leerte, gracias por otra gran historia, encerio Tony.
    Este es mi primer.er comentario en una de tus historias aunque te conozco desde que empezaste a subir "Vida de Chris", pero al terminarla leí el resto de tus historias; a sabiendas de que "Canción de Leche y Pañales" era tu mejor obra, y ahora con "Lucía quiere biberón", ambas se llevan de la mano, o al menos esa es mi opinión, en todo caso otro comentario que haré es que sé, y espero que sepas que eres de las más grandes potencias en cuanto a literatura Abdl.
    En todo caso te agradezco todos estos años y espero sigas escribiendo con un gran cariño y respeto: Alex .

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  9. Me ha encantado la historia, yo también estoy escribiendo una historia y me gustaría que me dieras tu opinión te dejo aquí el enlace https://www.wattpad.com/story/113794714-wet-princesses

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    1. Muchísimas gracias! Voy a echarle un vistazo ahora mismo!

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  10. hola muy buena tu historia, me ha gustado mucho, la podria copiar para publicarla en otro lado, obviamente con tu autorizacion, solo es una pregunta.

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