Y con este epílogo le ponemos punto y final a Lucía quiere biberón, y me gustaría aprovechar para dedicaros unas palabras:
Lucía quiere biberón ha sido una historia mucho más larga de lo que en un principio iba a ser. Me la planteé así porque este año iba a tener muy poco tiempo para escribir y no quería que se hiciese muy larga la espera, sin embargo, conforme escribía, sentía que esos personajes merecían una historia mucho más extensa y detallada, de ahí que cada vez los capítulos hayan sido más largos. Lo que empezó como una historia corta se ha convertido para mí en un viaje maravilloso donde he podido compartir coche, habitación y hasta cama con personajes que ya forman parte de mi imaginario individual, y espero que del vuestro también.
Este año ha sido un viaje maravilloso y vosotras y vosotros también habéis sido unos compañeros estupendos. Quiero daros las gracias a todos y a cada uno de vosotros por formar parte de él.
Se os quiere!!
Con una sonrisa detrás de mi chupete,
Tony P.
Lucía quiere biberón
Epílogo
Sara estaba
acostada en uno de los sofás de su salón. Tenía el gran ventanal que daba al
jardín abierto de par en par, y el olor de los naranjos, limoneros y pinos
llenaba el ambiente de esa calurosa noche de verano. En la televisión seguían
con la noticia que ocupaba la mayoría de los titulares los últimos días: el niño
de 12 años que todavía llevaba pañales que dirigía una empresa en Los Ángeles.
Habían pasado ya 6
años desde que Lucía llegase aquella fría mañana de Noviembre a su pequeño
piso. Ahora vivían en un chalet a las afueras de Barcelona. Había conseguido el
papel en el casting que le pasó Isidoro y la serie de seguía aún en antena. Eso
hizo que el talento de Sara fuese descubierto por otros productores y
actualmente pudiese disfrutar de una cómoda vida gracias a sus trabajos como
actriz.
Sin embargo, nunca
había olvidado de dónde venía ni cuáles fueron sus comienzos, algo que hacía
que conservase siempre los pies en la tierra, consciente de que la fama y el
éxito en esta profesión se podían ir tan rápido como habían venido.
Seguía yendo a comprar
al mismo supermercado de la familia ecuatoriana, iba a Joe’s a tomar cerveza y había llevado a Lucía al mismo instituto
público que habían ido el resto de sus compañeros de colegio.
Lucía por su
parte, seguía tomando biberón y llevando pañales para dormir. A Sara no le
importaba y a Lucía menos aún. Muchas veces, cuando no tenía que salir de casa,
se pasaba el día entero llevando pañal. Esto hacía que cuando se mojaba, fuese
hasta donde se encontrase Sara y le dijese mientras se llevaba las manos al
pañal Mami, tengo pipí. Entonces Sara la cogía de la mano y la lleva hasta su
habitación, donde la tumbaba sobre la cama y le cambiaba el pañal.
Lucía había
aprendido tanto a cambiarse el pañal ella sola como a prepararse y tomarse el
biberón, debido a que muchas veces Sara se encontraba fuera de casa debido a su
trabajo. Sin embargo, cuando podían compartir las dos algo de tiempo juntas,
Sara siempre le cambiaba el pañal y le daba su bibe, como le había prometido 6
años atrás. Y Lucía seguía agitando sus extremidades, feliz cuando le ponían un
pañal nuevo, y se acurrucaba junto a Sara mientras le daba el biberón.
Lucía le había confesado
a Angie, que seguía siendo su mejor amiga, su pequeño secretito, y Angie, no
había podido reaccionar de mejor manera. Sara las había encontrado a las dos
muchas veces en su salón, acostadas en los sofás viendo películas, mientras
Lucía se tomaba su biberón delante de ella. Otras veces se habían ido a dormir
la dos a casa de Angie y Lucía se había llevado su pañal sin que le diese ninguna
vergüenza.
A Sara le encantaba
que Lucía por fin pudiese ser feliz. Seguían estando muy unidas y la imagen de
Lucía llevando pañal y tomando biberón todavía hacía que a Sara se le encogiese
el corazón.
Porque a pesar de
dormir con pañal y tomar biberón, Lucía había crecido de una manera normal y sana
como una niña de su edad. Era de las mejores estudiantes de su clase, había
escrito varios relatos y ganado algunos premios y quería estudiar Filología Hispánica
para lograr su sueño de convertirse en escritora.
Había aprendido el
daño que le hacían las multinacionales al mundo, y se negaba a comer en el McDonald’s, y además era miembro de
diversas organizaciones que protegían el medio ambiente, y Sara estaba encantada
de poder financiar a algunas de ellas.
Miraba ahora hacia
la izquierda del salón. Encima de la chimenea había una gran foto de Lucía y
Sara en la que salían las dos de cintura para arriba sentadas en la cama de
Lucía, dejando ver un poquito solamente de la parte de arriba de su pañal, que
si no sabías que llevaba pañales, no parecía un
pañal, mientras sostenía a Peppy en brazos y le daba un beso en la
mejilla a Sara.
Sonrió, recordando
cuánto habían cambiado las cosas desde ese día. Pero debajo de esa foto había
una más pequeña y reciente, apoyada sobre el alfeizar, que mostraba a Lucía
tomándose un biberón en uno de los columpios del jardín y pensó que quizá las
cosas no habían cambiado tanto.
Al fin y al cabo,
Lucía seguía siendo su bebé.
Era curioso que
pensase en todo esto precisamente hoy, cuando Laura volvía de Los ángeles para
promocionar en la cuidad su última película, junto a Tom Hardy. Habían acordado
que se pasaría por la nueva casa de Sara para que las dos pudiesen ponerse al
día de sus respectivas vidas.
Era ya muy entrada
la madrugada. Lucía estaba en su habitación viendo una película o leyendo un
libro. Sara sabía que no se había acostado porque todavía no había bajado a que
le diese su biberón.
En la tele,
seguían con el reportaje sobre ese niño. Sara había oído algo acerca de él,
pero nunca le habían interesado ni lo más mínimo las ‘’noticias’’ de la prensa
amarilla. Afortunadamente, ella no era tan famosa como para que la siguiesen
esos mal llamados periodistas, pero sí podía imaginar por todo lo que estaba
pasando ese niño.
Cambió de canal,
buscando algo interesante, pero a esa hora solo había teletienda y tarot.
En ese momento
sonó el timbre.
Sara fue corriendo
a abrir y en cuanto tuvo en frente a su mejor amiga, ambas dieron un grito y se
abrazaron mientras saltaban de emoción.
-¿Qué tal estás,
actriz consagrada a nivel nacional?
-Muy bien, actriz consagrada
a nivel internacional.
-Oh, vamos, solo
han sido cinco películas y una con Christian Bale –contestó Laura fingiendo
prepotencia.
Sara rió. Se
abrazaron de nuevo y rieron juntas.
Entraron en casa y
Laura echó un vistazo a su alrededor.
-¡Esto es más
grande que tu antigua casa, eh!
-Seguro que no es
más grande que tu mansión de Los Ángeles.
-No es una
mansión, lista. Es un pequeño ático.
-¿Un pequeño
ático? ¿Qué demonios es un pequeño ático?
Las dos rieron.
-¿Pues sabes que
todavía lo tengo? –le dijo Sara-. Mi antiguo piso digo –aclaró al ver la mirada
de su amiga-. Me daba mucha pena deshacerme de él. Lucía y yo habíamos vivido
muchos buenos momentos allí así que aún lo tengo alquilado.
-¿Qué tal está la
niña? –le preguntó Laura mientras se sentaba en el sofá.
-Bueno, la niña ya
tiene 16 años. Va a empezar el último año de instituto y quiere ser escritora.
¿Y Esteban?
-Esteban acaba de
empezar ahora el instituto. Quiere ser diseñador gráfico de producción y no
para de dibujar. La verdad es que lo hace bastante bien.
-¿Diseñador gráfico
de producción? –Sara río-. Sí que sabe exactamente lo que quiere ser, sí.
-Sí, se enteró de
que ese era el trabajo para diseñar personajes en las películas y no se lo
puedo sacar de la cabeza. Ni quiero hacerlo, oye.
-Y haces bien.
-¿Y Lucía? ¿Sigue
con el bibe y los pañales? Ya no, supongo.
-Pues… Te vas a
reír.
La puso al
corriente de la vida de Lucía y sí, efectivamente se rió.
-Pues si ella es
feliz, ¿qué más da? –dijo al final-. Oye, vamos a dejar de hablar de los críos.
¿Tienes una cerveza?
-Claro.
-No te levantes,
ya voy yo a la cocina.
-¿A la cocina?
–Sara rió.
Se estiró hasta
una pequeña mesa de al lado de su sofá que en realidad era una nevera camuflada,
abrió la parte de arriba y sacó dos cervezas.
-Eso sí que es calidad
–le dijo Laura-. ¿Chin chin? –levantó su cerveza
-Chin chin.
Las dos brindaron.
Siguieron hablando
un buen rato sobre sus carreras y abrieron otras dos cervezas.
Sara echa mucho de
menos a su amiga, pero el momento que estaban compartiendo las dos juntas,
riendo, bebiendo y hablando como si nada, demostraba que para su amistad no
habían pasado los años.
Sara recordó lo
triste que se sintió cuando Laura se fue, la despedida en el aeropuerto llena de
lágrimas y el vacío que le provocó su marcha.
Primero su madre,
luego Laura… Parecía que las personas que significaban algo para Sara siempre
la abandonaban. Pero Lucía no. Lucía fue, y sigue siendo, un constante apoyo para
ella. En cierto modo, fue Lucía la que convirtió la casa de Sara en un hogar.
Estaba Laura
contándole en ese momento lo dura que podía ser la vida de actriz en Hollywood
cuando, de espaldas a ella, Sara vio a Lucía asomar por la puerta del salón.
Iba sujetando a Peppy y llevaba puesto solo un pañal y un pequeño top.
Le hizo un gesto
para que se escondiera y que no la viese Laura. Lucía puso cara de horror y
subió corriendo para su cuarto.
Laura se percató
de que Sara estaba haciendo gestos raros.
-¿Qué te pasa?
-Nada –respondió,
sonriendo, y se levantó del sofá.
-¿A dónde vas?
–preguntó extrañada.
Sara miró su
fotografía con Lucía sobre la chimenea antes de contestarle.
-Lucía quiere
biberón.
FIN
Hola Tony, la historia ha quedado increible, espectacular, perdon por no haber comentado los capitulos anteriores, pero si los lei.
ResponderEliminarQue pena que otra gran historia se termine, espero poder leer otra de tus historias pronto.
Saludos!!
Hola Migue! Un placer volver a leerte! Muchas gracias por tu apoyo siempre :)
EliminarMe encanto la historia, que lastima que haya acabado
ResponderEliminarGracias! Recuerda que vendrán más historias^^
EliminarMe encato mucho tu historia Tony, Sigue así
ResponderEliminarMuchas gracias, Anonimo Maga :) Intentaré siempre dar lo mejor de mí en cada historia :)
Eliminarme gusto tu historia
ResponderEliminaresperare tu pro sima historia
Me alegro :)
EliminarA partir de Octubre :)
Muy buena historia, muchas felicidades!!!
ResponderEliminarMuchas graciaassss!!!^^
EliminarMantengo mi opinión del anterior episodio, mejoraste mucho como escritor.
ResponderEliminarMM
Muchas gracias^^
EliminarWao! Sigo sorprendida por tu capacidad de atrapar al lector y llegar a esa pequeña fibra del alma. Me ha puesto sentimental de buena manera, es excelente. Escritores como tu se agradecen.
ResponderEliminar^^ Al igual que lectoras como tú! Me encanta que hayas disfrutado tanto de la historia :)
EliminarComo siempre un gusto el poder leerte, gracias por otra gran historia, encerio Tony.
ResponderEliminarEste es mi primer.er comentario en una de tus historias aunque te conozco desde que empezaste a subir "Vida de Chris", pero al terminarla leí el resto de tus historias; a sabiendas de que "Canción de Leche y Pañales" era tu mejor obra, y ahora con "Lucía quiere biberón", ambas se llevan de la mano, o al menos esa es mi opinión, en todo caso otro comentario que haré es que sé, y espero que sepas que eres de las más grandes potencias en cuanto a literatura Abdl.
En todo caso te agradezco todos estos años y espero sigas escribiendo con un gran cariño y respeto: Alex .
Me ha encantado la historia, yo también estoy escribiendo una historia y me gustaría que me dieras tu opinión te dejo aquí el enlace https://www.wattpad.com/story/113794714-wet-princesses
ResponderEliminarMuchísimas gracias! Voy a echarle un vistazo ahora mismo!
Eliminarhola muy buena tu historia, me ha gustado mucho, la podria copiar para publicarla en otro lado, obviamente con tu autorizacion, solo es una pregunta.
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