Mami me despierta delicadamente, moviéndome un poquito el hombro. Su voz dulce y suave es mi despertador todas las mañanas.
-Robin –me da un
besito en la mejilla-. Hora de levantarse, mi amor.
Yo suelto un
gemido de molestia y me acurruco más debajo de las sábanas, haciéndome una
bolita.
Mami insiste.
-Robin, hay que ir
al cole, mi amor –dice mientras me sigue acariciando el hombro. Se ha sentado
en la cama-. Venga, que hay que quitarte el pañal y te he traído el biberón
calentito. Se te va a enfriar.
Mi bibe.
Estiro mis
extremidades, empujando a Wile hasta una esquina de la almohada y me desperezo,
moviendo el chupete lentamente. Mami contempla a su bebé de 12 años recién
despertado, con su enorme pañal asomando por encima del pantalón del pijama y que
no deja de mirarla mientras mueve el chupete.
-Buenos días, mi
bebé –me dice Mami dándome golpecitos en el pañal.
-Buenos días, Mami
–y vuelvo a mover mi chupete.
Fuera de mi
habitación, oigo a Elia despidiéndose antes de salir de casa.
-Me voy, Mamá
–dice antes de salir rápidamente dando un portazo.
-Adiós, Elia –le
responde Mami, aunque Elia no llega a oírlo.
Mami baja su vista
de nuevo hacia mí y niega con la cabeza.
-Menos mal que
todavía tengo un bebé que me deja mimarle –y comienza a hacerme cosquillitas
debajo de la camiseta, que sirven para despertarme por completo.
Con las
cosquillitas de Mami me río mucho. Ella sabe dónde tengo más y es a esas partes
de mi cuerpo donde se dirige su mano: mi tripita y mi costado. Yo me retuerzo
en la cama mientras Mami no deja de pasarme sus dedos por mi barriga. Cuando
por fin termina su ataque de cosquillas, yo la miro, todavía riéndome y
llevándome las manos al pañal.
-Bueno, venga que
vamos a llegar tarde –me dice Mami, todavía sonriéndome y levantándose de la
cama.
Coge el biberón,
que estaba sobre el escritorio y me lo da. Yo lo recibo con mis manitas y me lo
llevo a la boca. Mami mientras tanto comienza a quitarme el pañal.
Por las mañanas es
muy poco frecuente que sea Mami quien me dé el bibe. Tampoco lo hace Elia. Ella
se va casi siempre antes que nosotros y Mami y yo vamos siempre con el tiempo
justo. Nos reservamos el momento del bibe para la hora de acostarme y por las
mañanas me lo tomo yo mientras Mami me quita el pañal.
Chupando la tetina
y absorbiendo la leche, siento como Mami me va quitando el pañal.
Primero me termina
de bajar los pantaloncitos del pijama, luego me despega las dos cintas
adhesivas y separa la parte delantera del pañal de mi cuerpecito. Me limpia
para después levantarme las piernecitas, con lo que mi cuerpo se levanta un
poco y la leche cae más rápido en mi boquita, y extraerme completamente el
pañal. Me da un besito en la tripita y luego me pone unos calzoncillos y los
pantalones vaqueros.
Para ese momento,
yo ya he terminado de tomarme el biberón.
-Venga –dice Mami
mientras coge el biberón-. Termina de vestirte que voy sacando el coche.
*****
Llegamos al
colegio con tiempo. Mami para su coche en la puerta para que yo me baje.
Le doy dos besos
rápidos para que no me vea nadie porque en público no me gusta nada mostrarme
cariñoso con ella y me bajo del coche.
Ronald y Joseph me
estará esperando en las escaleras debajo de uno de los porches y es allí donde
me dirijo. Solemos quedar siempre en el mismo sitio con algunos compañeros de
clase que también pasan los recreos con nosotros. Cuando llego, no solo están
mis dos mejores amigos, sino también Eddy, Johnny, César y Miles.
-Eeeey –saludo al
llegar. Me descuelgo la mochila y me siento en uno de los escalones, debajo de Eddy.
-Eeey –me responden
algunos.
-¿Qué pasa, caaaabrón?
–me saluda César alargando mucho la a, como hace siempre.
-Pues eso, que un
equipo que tiene a Messi en el campo, da igual con quien más juegue. Ese tío te
gana un partido él solo –dice Miles.
-¿De qué estáis
hablando? –pregunto.
-Miles dice que un
equipo puede tener diez gordos en el campo y un Messi y ganar cualquier
competición –me aclara Ronald.
-No he dicho eso,
joder –protesta Miles.
-Pues a mí me
parece que sí –apunta Joseph.
-Pues no. Me
refiero a que un equipo con Messi siempre es mejor. Es evidente que si pones a
Messi junto con diez paquetes ese equipo no va a ningún lado.
-Eso no es lo que
has dicho, caaaabrón –le espeta César.
-Pues era lo que
quería decir.
-Aquí nadie ha
entendido eso –dice Johnny.
Yo suspiro. A mí
el fútbol no me disgusta del todo. Suelo verlo de vez en cuando en la
televisión cuando juega el Barça y también echo partidos con mis amigos algún
fin de semana. No soy bueno, pero tampoco soy el más malo. Ese es Eddy.
De todas formas
hablar con mis amigos de fútbol es un poco aburrido, pues cada uno va a
defender a muerte a su equipo aunque sepa que no tiene razón o que su equipo
haya hecho las cosas mal.
-Eeey tíos –Eugene
acaba de llegar-. ¿Qué dice el pavo este de Messi?
Suspiro. Otra vez
la misma conversación como si esto fuera un círculo vicioso, no. Menos mal que
suena la campana y tenemos que irnos todos a clase.
*****
Matemáticas a
primera hora. Menudo peñazo. El profesor se dedica a escribir en la pizarra
unas complicadísimas ecuaciones y explicar su desarrollo, que es un rollo como
la misma palabra lo dice.
Ronald y yo
estamos sentados juntos. Él está con la cabeza apoyada sobre las manos y
descansa sobre el libro abierto por una página que pasamos hace tiempo. Yo al
menos estoy en la página correcta, pero dibujo símbolos de Batman sobre ella
sin prestar mucha atención a lo que dice el profesor. De pronto, siento un
impacto en el lado derecho de mi cabeza. Me llevo la mano y me despego un
canuto de encima de mi oreja. Miro para ese lado y veo a Eugene y César, que se
sientan juntos, riéndose.
-Sois imbéciles
–les digo moviendo los labios, y aprovechando que el profesor está girado hacia
la pizarra escribiendo símbolos raros y números dentro de ellos, cojo mi goma
de borrar y se la tiro a César, a quien le doy en toda la frente. Eugene ríe
tras ver el impacto en primera fila.
-Ha sido él –me
dice César moviendo los labios y señalando a Eugene, quien me enseña el
bolígrafo que había usado como cañón de disparo.
Miro a Eugene y le
digo que en el cambio de clase se va a enterar.
-…¡Pero seguro que
Starkley tiene mucho más que decirnos sobre las ecuaciones de segundo grado,
¿verdad?!
-¿Eh? –giro la
cabeza y veo que el profesor y toda la clase me están mirando a mí.
-Las ecuaciones de
segundo grado, Starkley. ¿Qué sabes de ellas?
-Pues… -vale, no
tengo ni idea-. Pues… que hay que hacerlas con una fórmula.
-Vaya –dice
sarcásticamente el profesor-. Veo que casi una hora de estar explicando las
ecuaciones de segundo grado ha servido para algo. Hay que hacerlas con una
fórmula. Maravilloso –la clase se ríe, pero a mí me da igual. No es una risa
despectiva-. Basta. Silencio –la clase enmudece-. Si no estuviera tan ocupado
hablando con sus vecinos de al lado, podría prestar más atención en clase.
Sigamos.
Pero antes de que
el profesor pueda continuar con su apasionante explicación sobre las ecuaciones
de segundo grado, María Jesús, una chica con no demasiadas luces, le pregunta
sin levantar siquiera la mano.
-Profesor, ¿puedo
ir al aseo?
El profesor se
gira.
-¿Al aseo? –mira
el reloj, como si no supiera que es primera hora-. Pero si acabas de venir de
tu casa.
-Pero es que me
hago pipí.
La clase se ríe,
pero yo solo sonrío forzadamente.
-Pues la próxima
vez le dices a tu madre que te ponga pañales –la clase se vuelve a reír con más
fuerza-. Continuemos.
Siempre que sucede
una situación así: alguien tiene que hacer pipí o se menciona la palabra Pañal,
yo me siento muy incómodo. Sé que es una tontería, pues nadie creo que piense
que yo todavía llevo pañales, pero no puedo evitar sentirme inquieto, como si
tuviera que disimular que aún llevo pañales, cuando no creo que nadie se
imagine eso. Normalmente, cuando sale la palabra Pañal en una conversación es
casi siempre para ridiculizar a alguien, como en este caso ha hecho el profesor
con María Jesús, así que yo procuro reírme con los demás. Pero me sale una risa
falsa, forzada, una risa que no es la mía y en la que nunca participan mis
ojos. Mientras tanto, cruzo los dedos para que la conversación cambie de tema
lo antes posible y nadie se cuenta de lo incómodo que me siento cuando alguien
dice la palabra Pañal.
Afortunadamente,
esta vez la conversación termina ahí. Llega el cambio de clase, María Jesús
puede ir al aseo y yo llenarle a Eugene la mochila de bolas de papel y restos
de mi bocadillo de ayer.
*****
Cuando Mami me
recoge del cole, soy de los últimos que esperan en la puerta. Mami sale tarde
de trabajar y no puede venir cuando ha sonado el timbre, pero a mí no me
importa esperar. Los demás niños se suelen ir en autobús, pero es demasiado
caro y nosotros no podemos permitírnoslo, así que junto con otros alumnos que
no pueden pagarse el autobús, espero sentado en los escalones a que Mami venga.
Finalmente, veo su monovolumen azul girando la esquina. Me subo la mochila al
hombro y corro a su encuentro, pero me doy cuenta de que sigo en el colegio y
reduzco rápidamente el paso.
Una vez dentro del
coche, sentado en el asiento del copiloto, no le doy un beso a Mami hasta que
doblamos la siguiente esquina cerciorándome de que no hay nadie conocido que
pueda verme.
*****
Ya en casa, lo
primero que hago es ponerme el chupete. Ha sido un día muy duro para un niño de
12 años y quiero volver a ser bebé, así que nada más entrar por la puerta, voy
hasta mi habitación, tiro la mochila a un lado, cojo el chupete de la cama sin
hacer, me lo pongo en la boca y me dejo caer sobre las sábanas. Estoy un rato
chupándolo con los ojos cerrados, calmándome. Disfrutando de la tetina de
silicona en mi boquita, casi como si fuera el pezón de Mami. Cojo a Wile de la
esquina de la que lo había mandado esta mañana y lo levanto en peso, situándolo
delante de mi cara. Lo veo desnudito y vuelvo a pensar en lo súper bonito que
estaría con un pañal.
Me giro en la cama
y sitúo a Wile a mi lado.
-¿Te gustaría
llevar un pañal, Wile? –le pregunto.
En ese momento, oigo
que Mami me llama para comer. Bajo de un salto de la cama, cojo a Wile y voy
hasta la cocina.
-Sabes que no
puedes tener muñecos en la mesa, Robin –me dice Mami cuando me ve entrar con
Wile en brazos.
-¿Ni siquiera a
Wile? –le pregunto.
-Ni si quiera a
Wile –dice ella mientras pone los platos de comida en la mesa.
-¿Y si lo sentamos
en la silla de Elia? No jugaré con él ni haré nada, solo estará ahí.
-Está bien
–concede Mami-. Pero el chupete sí que no.
Contento con mi
pequeño triunfo, dejo a Wile en el sitio de Elia y me voy hasta el mío. Me
quito el chupete y me lo guardo en el bolsillo. Mami ha hecho de comer
lentejas. Me gustan mucho más que las judías así que no tardo demasiado en
acabarme el plato. Mami me mira y sonríe. Le encanta verme comer. Al final pido
otro plato y me lo acabo también entero.
-Vaya, hoy vas
hacer incluso una caquita más grande que ayer –me dice.
Cuando terminamos
de comer, Mami va hasta el salón a seguir cosiendo y yo me quedo recogiendo la
mesa y fregando los platos. Al terminar, cojo a Wile y voy hasta el sofá donde
está ella y me acurrucó a su lado. Me pongo el chupete en la boca.
-¿Qué coses? –le
pregunto con mi voz taponada por el chupete.
-Estoy haciendo
unos calcetines para ti y para Elia –me los muestra-. Los de Elia tienen un
dragón bordado y los tuyos van a tener un osito.
-¿Un osito bebé?
¿Cómo los de los pañales? –le pregunto acercándome más a los calcetines.
-Bueno, iba a ser
un coyote como Wile pero no me ha quedado muy bien.
Los dos reímos. Yo
me acurruco con Wile entre mis brazos y mi cabeza sobre el regazo de Mami.
-¿Vas a ver algo
en la tele? –le pregunto.
-No, pon lo que
quieras.
Cojo el mando y
pongo el canal de dibujos. Están echando Soy
Comadreja. Me acomodo para verlo pero no me doy cuenta del sueño que tengo…
*****
Abro los ojitos
porque siento que alguien está tirando de mi ropa. Es Mami, y yo estoy sobre mi
cama. Me ha quitado el pantalón y los calzoncillos y solo llevo puesta la
camiseta.
-Shh… Te has
quedado durmiendo en el sofá, bebé –me dice muy flojito cuando ve que he
abierto los ojos-. Voy a ponerte el pañal para que puedas dormir un ratito la
siesta.
Cierro los ojitos
de nuevo porque en realidad estoy más dormido que despierto. Mami tira de mi
camiseta hacia arriba y con cuidado, me saca los bracitos y me la quita. Al
sacarla por el cuello, la camiseta ha movido el asa del chupete, que me da en
la nariz. Mami me la baja de nuevo y me da un beso en la cabecita.
Ahora estoy
desnudo y me siento muy desprotegido. Empiezo a balbucear y a gemir molesto.
Mami se inclina sobre mí y me da otro beso.
-Voy a ponerte el
pañal enseguida, bebé –me dice suavemente-. Tú concéntrate en tu chupetito y
relájate.
Eso hago. Empiezo
a mover mi chupete y a hacer ruido con él, esperando que Mami me ponga mi pañal
lo antes posible. En seguida siento como Mami me levanta las piernecitas y el
culete y que al dejármelo caer de nuevo, ya no lo hace sobre las sábanas, sino
sobre el pañal mullido. Oigo el ruido que hace mi culito al caer sobre el pañal
y me relajo, con lo que mi chupete empieza a moverse más lentamente.
Ahora siento como
Mami pasa el pañal entre mis piernas y me lo pega a mi cuerpecito. Oigo el
ruido que hace al sujetármelo fuertemente con las dos cintas adhesivas.
Mi pañal ahora
está bien sujeto. Me lo palpo con las manitas y agito mis extremidades al aire.
Mami me da un beso en la barriguita.
A continuación, me
pone el pijama sin ni siquiera levantarme de la cama y me mete entre las
sábanas, arropándome. Yo me disponía ya a quedarme dormido de nuevo cuando echo
de menos algo.
-Mami… Wile… -le
digo desde detrás de mi chupete.
Mami sale de la
habitación, y yo estoy ya a punto de quedarme dormido cuando siento como sus
manos abren las sábanas y dejan mi peluche a mi lado, que asgo junto a mí.
Mami tira del asa
de mi chupete cariñosamente.
-Descansa, bebé.
Excelente segundo capitulo, esperando con ansas el tercero XD
ResponderEliminarGracias Migue :)
Eliminarhahaha caaaabrón me dio risa sus conversaciones con sus amigos, super genial segundo capitulo y te doy un super aplauso por ser el gran artista que eres con tus historias, besoss y a ver que pasa al despertar de la siesta... hehe
ResponderEliminarHahahaha muuuuuuchas gracias^^ Me alegro de haberte sacado una sonrisa :)
EliminarTe doy unas súper gracias =)
Tony, como siempre es un placer leer tus obras, siempre me ha parecido fascinante tu forma de narrar y saciar esa necesidad lectora nuestra, me parcep increíble cómo ha pasado el tiempo, aún recuerdo hace ya casi 4 años cuando subías historia de Chris, me da mucha nostalgia y alegria el saber que sigues teniendo ese toque especial que no encuentras en todos los escritores, enhorabuena Tony, muchas gracias por todo :3
ResponderEliminarVaya, muchííííímas graciassss, me abruma mucho leer comentarios así (en el buen sentido). Siempre es un placer escribir para gente que valora tu trabajo :)
EliminarCasi cuatro años llevamos ya con el blog, la verdad es que echo la vista atrás y es una pasada, no sé si hay otra página de historias AB/DL activa durante tanto tiempo....