13 de junio de 2016

Canción de Leche y Pañales - Capítulo 20

Bueno, chicas y chicos, aquí está el último capítulo de Canción de Leche y Pañales.
Os mentiría si os dijera que no estoy triste por ello....
Muchas gracias a todos por haberme acompañado en esta aventura. De verdad, nunca tendré palabras para agradeceros el cariño que me habéis mostrado, los palos que me habéis dado cuando los he merecido y vuestra infinita paciencia.
Nunca pensé que este blog llegase a algo, y si lo ha hecho, ha sido gracias a vosotros.
De corazón, se os quiere!!!


Cindy



Cindy salió al balcón a recibir el frío aire de la mañana. Se apretó más la bata contra el cuerpo para resguardarse la garganta. En Los Ángeles siempre hacía frío, y más aún cuando se vivía en lo alto de una colina. Veía a lo lejos el cartel de Hollywood, y suspiró.
Cuando Jackie, Alicia y ella llegaron de la cárcel de visitar a Karen Largue fue cuando trazaron todo el plan. Lo hicieron en la misma cocina de Cindy. Sentados en la mesa. Alicia, Jackie, ella y su hermanita Charlotte, a la que tenía tomada sobre su regazo. Últimamente, desde que le había puesto pañal las veinticuatro horas, no se separaba de ella, excepto para jugar, dormir o estar con Jackie. En realidad no estaba todo el rato con ella, pero como era mucho más tiempo que antes de su segunda etapa de bebé, a Cindy le parecía bastante, aunque no se quejaba en absoluto. Le encantaba la nueva etapa de bebé de su hermanita; que viniera andando pomposamente a decirle si podía cambiarle el pañal, que le pidiese el bibe o verla dormir abrazada a Mordisquitos y chupándose el dedo.
El plan que trazaron tenía como objetivo que Jackie fuera presentado ante Modas Largue como una persona con poder, aunque en el fondo siguiera siendo el mismo bebé de siempre. Para ello, establecieron una serie de pautas: cuando Jackie quisiera algo, chasquearía los dedos, e inmediatamente Cindy se acercaría  para atenderle. Alicia tenía que tener todos los documentos preparados en todo momento para cuando Jackie la llamase. A ella la llamaría por su nombre. A Cindy le chasquearía los dedos, pues ella tenía imagen de criada para los miembros del consejo, y si veían que Jackie la trataba con condescendencia, ellos sentirían que estaban ante alguien autoritario, aunque no fuera más que un paripé, pues Jackie era el mejor amigo de Cindy y nunca la trataría de esa manera. Pero tenía que dar esa imagen si quería ponerse al frente de Modas Largue.
La otra cosa que tenían que solucionar era lo del traje. El único que tenía Jackie estaba manchado de verduras y huevos debido a la aventurita del hotel Wallace. El problema era que no tenían tiempo para que Di Carlo le hiciese uno nuevo, así que tendrían que comprarlo. Quedaron para el día siguiente en el piso de Cindy por la mañana. Alicia llegaría con el traje y los tres se irían a Modas Largue. Cindy sólo tenía que solucionar quien cuidaría de su hermanita mientras.
El día siguiente llegó. Cindy se despertó y fue hasta la habitación de sus bebés para despertarlos a ellos. Se encontró con que Charlotte se había pasado a la cuna de Jackie, y ambos dormían abrazados entre sí y a sus peluches. A Cindy se le removió la ternura dentro y después de subir un poquito la persiana y dejar que una tenue luz iluminase la habitación, los separó cuidadosamente.
-Charkity –decía mientras acariciaba el hombro de su hermana-, a levantarse, cielo. Venga, que ya es hora. Te has pasado a la cuna de Jackie. Vaya bebita traviesa estás hecha.
Charlotte balbuceó algo, y siguió chupándose el dedo. Cindy la dejó sobre su cama y fue a sacar a Jackie de la cuna, que ni se había despertado.
Jackie estaba hecho un ovillo y abrazado a Ronnie. El abultado pañal se notaba debajo de su pijama unipieza, más aún cuando se ponía en esa postura. Lo levantó con cuidado y lo dejó sobre la cama de su hermana, a su lado. Charlotte se había vuelto a dormir. Cindy subió la persiana del todo haciendo mucho ruido, con lo que ambos se sobresaltaron y empezaron a desperezarse.
-¿Qué? –dijo Cindy, entre divertida y regañándoles-, ¿anoche también os quedasteis hablando hasta tarde? ¡Al final uno se va a venir a dormir conmigo, eh!
-Que se vaya Charlotte, que está más acostumbrada a dormir en una cama –dijo Jackie, riendo mientras se frotaba los ojos.
-¡No, te vas tú y así yo puedo dormir en una cuna! –le contestó Charlotte empujándole suavemente.
-Os vais los dos y yo me quedo en la cuna, ¿vale? –les Cindy dijo riéndose.
Ellos también se rieron.
-No vale, tú en la cuna no coges –le dijo Charlotte sacándole la lengua.
-¡Oye! A tu hermana no le saques la lengua que te la corto –le dijo mientras le hacía cosquillas por fuera del pañal-. ¿Y qué es eso que no cojo en la cuna? ¡Ahora veréis! –se metió en la cuna. Realmente no cogía, pero se hizo un ovillo como Jackie.
-¡A por ella! –gritó Jackie.
Inmediatamente le cayeron encima los dos bebés, que se empeñaron en que no se levantase de ahí.
-¡Vale, vale! ¡Parad! –les decía riéndose-. ¡Me rindo, vale! ¡Me rindoooooo!
En ese momento sonó el timbre. A Cindy le dio un vuelco el corazón. ¿Qué hora era? Había quedado con Alicia más tarde, seguro. Si llegaba y la encontraba dentro de la cuna jugando con sus bebés… Ella era una persona muy seria, y Cindy más infantil y extrovertida.
Se quitó a sus bebés de encima y saltó de la cuna plegable. Se dirigió a abrir con el corazón en un puño, pero cuando preguntó quién era y le contestó un ‘Yo’ que reconocería en cualquier sitio, sintió un alivio enorme.
-Hola, Carla –la saludó cuando la invitó a entrar.
-Hola, Cindy, ¿qué tal?
Venía a cuidar de su hermana. Carla era su mejor amiga, casi una hermana para ella, de modo que no tuvo ningún inconveniente en ponerla al día acerca de la nueva Charlotte.
-… Lleva el pañal todo el día. Cuando ella te diga que tiene pipí, la cambias. Lo demás, como siempre –le decía mientras recorrían el pequeño pasillo.
-De acuerdo –le contestó Carla-. ¡Qué ganas tengo de ver a la bebé Charlotte!
-Pues ahora está con otro bebé –dijo al llegar a la habitación de su hermana. Abrió la puerta y le mostró a Jackie y a Charlotte tumbados sobre la cama, esperando para que les cambiasen el pañal-. Carla, éste es Jackie.
Jackie la miró con los ojos abiertos, moviendo su chupete.
-¡Hola, Jackie! –Carla se acercó a él. Jackie se llevó instintivamente las manos al pañal-.
-¡No te voy a hacer nada, cielo! –le dijo Carla sonriendo.
Tomó en pesó a Jackie y empezó a mecerse con él.
-Nena –le dijo a Cindy-, que mono es, por favor. Me creía que al tener 12 años ya no iba a ser tan cuqui, pero es un bebé adorable.
Jackie se sonrojó. Cindy nunca lo había visto sonrojarse. Mientras, empezó a cambiar a Charlotte. Le quitó las dos cintas del pañal y se lo extrajo. La limpió con cuidado y le volvió a poner un pañal. Normalmente, tardaba más en cambiarles el pañal, pues solía hacerlo con ternura y muchos mimos, pero hoy no tenían mucho tiempo. Alicia llegaría enseguida. Cambió a Jackie y luego Carla fue a prepararle el biberón a Jackie mientras ella vestía a Charlotte. Jackie se quedaría sólo con el pañal, porque tenían que ponerle un traje luego.
Cuando Cindy llegó con Charlotte en brazos, Carla estaba sentada en una de las sillas de la mesa. Tenía a Jackie en brazos y le daba el biberón. En cuanto vio a Cindy entrar en la cocina, estiró sus brazos hacia ella y balbuceó para que lo cogiera. Ella dejó Charlotte en una de las sillas y se sentó en la contigua. Carla le pasó a Jackie y luego el biberón, y Cindy empezó a dárselo. Carla le preguntó a Charlotte que quería desayunar y ella le dijo que un biberón. Cindy rió y le dijo que no tenían más biberones, pero que luego le compraría uno. Charlotte se tomó un tazón de leche con cereales, que le dio Carla. Por su parte, Jackie se tomaba el bibe con mucha ansia. Cindy lo tenía acomodado como había visto que hacía Karen cuando le daba la teta, y Jackie se estaba tomando el biberón de la misma manera que chupaba del pezón de su madre.
Alicia llegó en seguida. Entró rápidamente y con un maletín de una mano y un traje azul en la otra. Cindy le presentó a Carla pero cuando Alicia le dijo ‘Encantada’, ni si quiera la miró. Era una mujer muy arisca. Había mejorado su imagen desde la primera vez que se vieron, pensó Cindy, pero no le terminaba de caer del todo bien. Aunque cumplía con su trabajo y era eficiente. De eso no había ninguna duda.
El traje que le trajo a Jackie era de dos tallas más de la que él usaba. Alicia dijo que lo había comprado así para que el pantalón le entrase al llevar el pañal. Pero ni con esas. El pañal de Jackie era tan abultado que el pantalón no podía cerrarse, de modo que optaron por dejarlo sin pantalón y llevar el pañal al descubierto. Eso disminuiría notablemente la imagen de hombre poderoso que querían dar con él, pero Jackie dijo que estaba orgulloso de ser como era y que no tenía por qué ocultarlo. No obstante, sí consiguieron que no fuera con chupete a la reunión. Cuando estuvo ya vestido en el recibidor, Cindy notó que el traje tenía unas finas rayas blancas que le daban un toque más profesional. O que se lo habrían dado de no ser porque las mangas le colgaban varios centímetros de los dedos, llevaba un pañal y chupaba un chupete, ya que habían consentido que lo llevase durante el trayecto y se lo quite al entrar en el edificio de Modas Largue.
Charlotte, mientras tanto, se reía de Jackie por verlo así vestido. A Jackie no le hacía mucha gracia y no paraba de hacer mucho ruido con el chupete.
La limusina les esperaba en la misma puerta del edificio de Cindy. Se despidieron de Carla y Charlotte, que estaba subida en sus brazos, y salieron al rellano. Bajaron en el ascensor hasta la planta baja. Cindy tenía a Jackie tomado. Llevaba su bolso en un hombro, y en el otro, la bolsa con los pañales por si había que cambiarle.
En la limusina, les esperaba Benson, que les saludó educadamente y les abrió la puerta. Cindy recordó lo deplorable que había sido su actitud cuando intentaban abandonar el Wallace Place, y parecía que Benson quería redimirse por ello haciendo un servicio impecable.
Durante el trayecto, Jackie movía su chupete y Alicia no levantaba la vista de sus documentos. A Cindy le recordó al viaje al hotel, aunque cruzó los dedos porque el resultado no fuese el mismo.
Llegaron a la puerta del edificio. Cindy le quitó cuidadosamente el chupete de la boca y lo guardó en un estuche. Sacó a Jackie e inmediatamente lo puso en el suelo, pues habían acordado que los trabajadores de la empresa no debían verlo en brazos.
Entraron los tres al recibidor de Modas Largue. Jackie en medio, y Cindy y Alicia a cada lado, flanqueándolo. Los trabajadores les lanzaban miradas incrédulos y sus ojos iban rápidamente desde el traje grande de Jackie hasta su pañal, pero enseguida apartaban la vista cuando Cindy les echaba una mirada fulminante.
La reunión fue como habían previsto. Excepto que a Jackie le entró una pataleta cuando empezaron a llamarle bebé y a reírse de él que hizo que se hiciese pipí encima. Jackie chasqueó los dedos y Cindy se vio obligada a cambiarle de pañal allí mismo. Sin embargo, Alicia cumplió perfectamente con su papel, y cuando Jackie les dijo que debían irse, pues ya no pintaban nada allí, se quedaron de piedra, y uno a uno fueron reaccionando y abandonando la sala entre quejas y muecas de incredulidad, advirtiendo a Jackie, y también a ella y a Alicia, que esto no quedaría así, que lo iban a lamentar, que ellos se iban a vengar y demás palabrería por el estilo. Pero lo cierto es que estaban desacreditados y sin un centavo en el bolsillo.
Cuando salieron de la sala de juntas, Alicia les dijo que se iba a quedar trabajando en la empresa. Jackie le contestó que ellos se irían a la Mansión Largue, pero después de que Cindy le cambiase el pañal, que se había hecho caca mientras salían de la sala de juntas. Alicia les señaló el despacho de Karen Largue, dónde podría cambiar a Jackie.
Cindy tumbó a Jackie sobre la mesa del despacho, le levantó un poco la camisa y la chaqueta y le desabrochó las cintas del pañal. Después se lo extrajo y le limpió con mucha ternura, asegurándose de que su bebé se quedaba muy limpito. Jackie se reía mientras le limpiaba y sonrío más cuando le puso el pañal limpio. Cindy le levantó las piernecitas con una mano y le pasó el pañal por el culete con la otra, luego se lo sujetó bien fuerte con las dos cintas.
-¿Por qué quieres ir a la Mansión Largue, Jackie? –le preguntó Cindy mientras le tomaba.
-No me voy yo sólo, Cindy –contestó-. Te vienes tú también. Y Charlotte. Quiero que os vengáis a vivir conmigo. Vais a dejar ese piso que se cae a pedazos y os vendréis a vivir a casa.
Cindy tardó un momento en asimilarlo, y cuando lo hizo, se dio cuenta que no cabía en sí de la felicidad.
Abrazó a Jackie muy fuerte, lo apretó contra ella y lloró. No podía explicar cómo se sentía. De pronto, todos sus problemas estaban desapareciendo. Y todo se lo debía a ese niño que todavía llevaba pañales.
-Jackie… Yo… -empezó, pero no pudo seguir porque se le cortó la voz.
-No digas nada, Cindy –le contestó mientras él derramaba unas cuantas lágrimas que le caían por las mejillas-. Me habría puesto muy triste si no hubieses querido venir.
-¡¿Pero cómo no voy a querer irme a vivir contigo?! –le dijo mientras seguía abrazándolo-. Eres toda mi familia junto con Charlotte –de pronto, se acordó de su hermana y lloró más fuerte-. ¡Verás que contenta se va a poner cuando se lo diga! ¡Muchas gracias, Jackie!
-No… Gracias a ti, Cindy, por lo que me has ayudado toda mi vida. Te quiero. Y también a Charlotte. ¡Os quiero un montón a las dos! –se lanzó contra su pecho y siguieron llorando en silencio un rato más.
Esa misma mañana, había un camión en la puerta del edificio de Cindy, y unos hombres que cargaban sus pertenencias para llevarlas a la Mansión Largue.
Charlotte recibió la noticia también con un enorme entusiasmo. Estaba en brazos de Carla, que le había comprado un biberón y no dejaba de beber el agua que llevaba dentro porque estaba deseando estrenarlo. No paraba de preguntarle a Cindy cuánto faltaba para la hora de la merienda para poder tomarse ahí la leche.
Carla, por su parte, felicitó exhaustivamente a Cindy y la abrazó bien fuerte con un ‘Te lo mereces’ al oído.
Llegaron a la Mansión Largue a la hora de comer. Cindy llamó al antiguo equipo y todos se presentaron de inmediato. Les subió el sueldo un 30% en consonancia con Jackie, que fue quien lo propuso.
Llegaron y estaba todo por hacer, así que Cindy pidió una pizza. Era la primera vez que Jackie comía pizza. Charlotte no se lo podía creer, y Cindy le dijo que Jackie siempre había sido un bebé y los bebés no comían pizza. Se rieron mucho cuando Jackie se liaba para cortar el queso con los dientes.
Mientras los operarios descargaban todas las pertenencias de Cindy y Charlotte y las instalaban en la casa, ella y Jackie le enseñaron la mansión a Charlotte. Su hermanita estaba muy emocionada. Le encantó el jardín trasero con los columpios y la enorme sala de juegos. El problema era su habitación, que no existía.
Cindy le dijo que por ahora dormiría con Jackie en la suya, y que le iban a comprar una cuna. De momento, dormiría en la plegable y Jackie en la suya.
Esta mañana hacía ya tres semanas desde que se habían instalado definitivamente en la Mansión Largue.
Cindy se recoge el pelo en un moño y bosteza desde el balcón de la habitación de Karen Largue, que ahora es la suya. Debe quitarse la costumbre de llamarla todavía la habitación de su ex-jefa. Cuando se instaló allí, pidió que le comprasen un colchón nuevo.
A Charlotte por su parte, le han comprado una cuna nueva, una trona para comer, muchos pijamas de bebé y un chupete. El chupete se lo puso sólo una vez y no le gustó. Prefirió seguir con su dedo.
La cuna la pusieron en la habitación de Jackie. Los dos estaban encantados de dormir juntos todas las noches, y Charlotte estaba encantada de ser una bebita por fin. Cindy pensó qué pasaría cuando terminasen de construir la habitación de Charlotte en la última planta, junto a la de Jackie y la suya. Seguro que ambos no querían dormir separados y habría berrinche.
Jackie y Charlotte son ahora sus bebés. Cindy los cuida, les da de comer, los acuesta, les cambia el pañal… Tiene el doble de trabajo que cuando cuidaba sólo de Jackie, pero ella está encantada. Además, los dos pequeños juegan todo el rato juntos, por lo que a ella le permite relajarse más que cuando tenía que estar pendiente de Jackie en todo momento. Ahora tiene mucho más tiempo libre, lo mismo hasta retomaba sus estudios de interpretación.
Por otro lado, Jackie, al dejar de tomar teta, no ya no quería que lo llamasen bebé, y se enfadaba mucho cuando alguien lo hacía. Aunque siguiera llevando pañal, usando chupete, durmiendo en cuna y con un peluche, tomando biberón, comiendo en trona y todas esas cosas que lo hacían súper especial.
Cindy suspira de nuevo e inhala el aire frío de la mañana. Es feliz, a pesar de la muerte de su madre. Ha conseguido darle un futuro estable a su hermana. Se ha convertido en la jefa de la Mansión Largue; es la amiga y confidente de Jackie, tanto en la casa como en la empresa.
En la empresa, de hecho, Jackie ha cambiado totalmente la producción de Modas Largue. Ahora la empresa se llama simplemente Largue, ya que han dejado de dedicarse a la ropa. Parece que Jackie se quedó muy impactado cuando descubrió que había gente que le gustaba ser bebé pero que no podían serlo porque no encontraban cosas de bebé de su tamaño, según le dijo su hermana. También le dijo que los llamaban Adult Baby. Cindy no había oído hablar nunca de ellos. Creía que Jackie y su hermana eran los únicos que había en el mundo que quisiesen ser bebés. Se sintió un poco tonta por pensar que estaban solos.
De modo que ahora la empresa se llama simplemente Largue, y se encarga de hacer pañales, confeccionar ropa de bebé de todos los tamaños, hacer cunas, biberones, tronas, chupetes y demás artículos de bebé de mayor tamaño para la gente que quiere usarlos pero no puede porque los de bebé le están pequeños.
Jackie no quería que ningún Adult Baby del mundo se quedase sin un pañal o sin un chupete, de modo que envía sus productos a todos los países a un precio muy asequible.
Y la verdad es que el negocio no podía haber salido mejor. Todas las televisiones y los medios de comunicación del país se habían hecho eco del incidente de Jackie en la entrada del hotel, y habían empezado a hablar de fenómeno Adult Baby; de modo que volvieron a hacerse eco de la reinauguración de su empresa.
Se convirtieron en la empresa líder de productos Adult Baby. Les llovían las ofertas para confeccionar nuevo material, cada vez más parecido al de los bebés. Tenían cada semana varias entrevistas y reuniones para llegar a un mayor número de público.
Cindy se desperezó. El sol estaba ya en lo alto del cielo, iluminando toda la ciudad de Los Ángeles. Oyó por el comunicador que tenía en la mesita al lado de la cama que Jackie y Charlotte ya se habían despertado. Le decían que si podía ir a cambiarles el pañal.
Cindy sonríe, echa un último vistazo al amanecer y se dirige a la habitación de sus bebés.


FIN

14 comentarios:

  1. Te mereces un aplauso, me a encantado la historia brabooo

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  2. Pésimo! Esperar tanto para no resolver ninguna duda , muy mal capítulo

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    1. Vaya... Siento que te disguste, pero creo que sí se resuelven todas las dudas...

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  3. Hola Tony, que pena que ya se acaba la historia, pero estuvo espectacular, no solo los capitulos sino la historia completa, wow, espero nuevas publicaciones tuyas pronto, saludos!!!

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    1. Hola Migue! Gracias por haberme acompañado en toda la publicación de la historia. Siempre has estado al pie del cañón. Saludos! :)

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  4. Wooow me has tenido como a bebe viendo dibujitos jajaja eres increible me encanto la historia no me despegue de la computadora en todo el fin de semana me lei todos tus cuentos me encantaron... Tony mil mmillones de respetos :3 me da pena y tristesa de que se acabe la historia pero wow jajaja
    Saludos ... Emi BB

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    1. Hola! Creo que es la primera vez que te leo. Si no es así, corrígeme si me equivoco. Muchísimas gracias por tus palabras. Es un placer para escritores que lo único que pretendemos es contar historias, leer comentarios como el tuyo. Mil millones de gracias :)))))

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  5. Deberias compilar tus historias en pdf y dar a descargarlas

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    1. Hola! Prefiero que las podamos leer todos en el blog y así comentarlas :)

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  6. Debo decir que me desiluciona el final pero vale pinta muy bien tus historias.

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    1. Hola! Siento que no te guste el final, suele pasar también con los libros de Canción de Hielo y Fuego hehe... Gracias por leer!

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